Capitulo LI
EL AIN SOPH
De AIN SOPH emana toda la Creación, pero la Creación
no es igual ni en su esencia ni en potencia al Ain Soph, quien por medio de su
Divina Luz Increada irradia de sí mismo una inteligencia, un poder, que si
originalmente participa de la perfección e infinitud de su creador, por
derivarse de Él tiene un aspecto finito. La Kábala llama a esta primera
emanación espiritual del Ain Soph, el inefable Anciano de los Días, que es el
Ser de nuestro Ser, el Padre y Madre en nosotros.
No pudiendo expresarse Ain Soph en el Mundo Físico
limitado, se expresa por medio de sus "DIEZ SEPHIROTES".
En Ain Soph existe una extraña evolución que ni los
Dioses ni los hombres conocen. Más allá del Intimo está el Logos o Cristo. Más
allá del inefable Anciano de los Días está Ain Soph o el Absoluto. A su
exhalación se llama Día Cósmico (Mahanvantara), a su inhalación Noche Cósmica
(Gran Pralaya).
Durante la Noche Cósmica el Universo se desintegra en
Ain Soph y sólo existe en su mente y en la de sus Dioses, pero lo que en la
mente de El y en la mente de Ellos existe, es objetivo en el Espacio Abstracto
Absoluto.
Antes de que el flamígero corazón del Sistema Solar de
Ors en el cual vivimos, nos movemos y tenemos nuestro Ser, comenzara a palpitar
intensamente después del Gran Pralaya, el Tiempo no existía, pues yacía dormido
entre el seno profundo del Espacio Abstracto Absoluto.
Si al final del MAHANVANTARA, las Siete Dimensiones
básicas del Universo quedan reducidas a un simple punto matemático que se
pierde como una gota entre el Gran Océano, es evidente que entonces el Tiempo
deja de existir.
Los mundos como los hombres, los animales y las
plantas, nacen, crecen, envejecen, y mueren. Todo lo que alienta bajo el Sol
tiene un tiempo definido.
La Sabiduría Antigua dice que Brahama, el Padre, el
Océano del Espíritu Universal de Vida, al llegar la Gran Noche (eso que los
Indostaníes llaman Pralaya o disolución del Universo), se sumerge entre el
Espacio Abstracto Absoluto durante 7 Eternidades.
Las 7 Eternidades significan "Evos" o
períodos de tiempo totalmente definidos, claros y precisos. Se nos ha dicho que
un Mahakalpa, Gran Edad, Día Cósmico, tiene un total de 311.040,000.000,000, de
años. Es obvio que un Mahapralaya, Noche Cósmica, equivale a la misma cantidad
de tiempo.
Cuando llegue la Noche Profunda de los Creadores de
este Sistema Solar, éstos se absorberán en el seno del Absoluto, quedará un
grupo de lunas. Los Planetas, el Sol, la Tierra y la vida habrán desaparecido
con todas las Chispas Virginales; a nosotros nos corresponde una Chispa
Virginal, a cada criatura viviente le corresponde una Chispa Virginal y éstas se
absorberán en el Absoluto por 7 Eternidades.
Si observamos a Selene (nuestra Luna) veremos que es
un cadáver, tuvo rica vida, mares, volcanes; hay otras lunas que giran
alrededor de Marte, Saturno, etc., que un día tuvieron vida. En el pasado
MAHANVANTARA que fue un Padma o Loto de Oro hubo en la Luna una humanidad, 7
razas y murió.
Antes del amanecer del MAHANVANTARA el Universo dormía
en la terrible Oscuridad.
Al comienzo o aurora de cada Universo, la Eterna Luz
Negra u Oscuridad Absoluta se convierte en Caos.
Las Tinieblas son en sí mismas Padre-Madre; la Luz su
Hijo, dice la Sabiduría Antigua.
Es evidente que la Luz Increada tiene un origen
ignoto, absolutamente desconocido para nosotros.
De ninguna manera exageramos si enfatizamos la idea de
que tal origen son las Tinieblas.
Hablemos ahora sobre la Luz Prestada, Cósmica,
Secundaria; es obvio que cualquiera que sea su origen y por bella que sea,
tiene en el fondo un carácter pasajero, Mayávico.
Las inefables TINIEBLAS PROFUNDAS, constituyen pues, la
Matriz Eterna, en la cual los orígenes de la Luz aparecen y desaparecen.
Se dice que el Absoluto son Tinieblas, de las
Tinieblas sale la Luz, LA LUZ INCREADA DEL ABSOLUTO sale de las Tinieblas
Profundas de la Gran Noche, de esas Tinieblas que no tienen la Luz, brota la
Luz Increada. Si a nosotros nos colocarán ahí no veríamos mas que un abismo y
tinieblas profundas, pero para los habitantes del Absoluto (Paramarthasatyas),
esas Tinieblas es Luz Increada ni por un hombre ni por un Dios, donde reina una
Felicidad inagotable, una Dicha inconcebible.
Hay tremendos genios del mal como Belial, Bael,
Moloch, etc., terribles Maestros; sabiendo que la Luz sale de las Tinieblas se
precipitaron en el Abismo aun cuando saben que van a involucionar. Del Abismo
sale la Luz, por eso nos toca descender a las Tinieblas para destruir al
"Yo", al Satán para arrancarle la Luz a las Tinieblas.
LOS DIOSES MEDIANTE EL FUEGO SURGEN DEL ABISMO Y SE
PIERDEN EN EL ABSOLUTO.
Luz y Tinieblas son fenómenos del mismo Noúmeno
ignoto, profundo, inconcebible para la razón.
El que percibamos más o menos la Luz que resplandece
de las Tinieblas es cosa que depende de nuestro Poder de Visión Espiritual. El
Absoluto es Tinieblas profundas para los ojos humanos, y Luz Increada y
terrible para la Jerarquía Inefable de los Paramarthasatyas.
"Lo que es la luz para nosotros, es tinieblas
para ciertos insectos, y el Ojo Espiritual ve Iluminación allí donde el ojo
normal tan sólo percibe oscuridad".
El Universo sumido en Pralaya después del MAHANVANTARA,
disuelto en su elemento primordial, reposa necesariamente entre las Tinieblas
Profundas del Espacio Infinito.
Es urgente comprender a fondo el misterio profundo de
las Tinieblas Caóticas. Del Caos sale el Cosmos y de las Tinieblas brota la
Luz; oremos profundamente...
Escrito está y con palabras de fuego en todos los
libros sagrados del mundo, que el Caos es el semillero del Cosmos.
La Nada, el Caos, es ciertamente y sin la menor duda
el Alfa y Omega, el Principio y el Fin de todos los Mundos que viven y palpitan
en el inalterable Infinito.
En el Aitareya Brahmana, preciosa lección magistral
del Rig Veda queda en verdad demostrado hasta la saciedad la tremenda identidad
entre esas luminosas ideas de Brahmanes y Pitagóricos, pues unos y otros se apoyan
en las matemáticas.
En el citado volumen indostánico se alude con
frecuencia al Fuego Negro, a la Obscura Sabiduría Abstracta, Luz Absoluta
incondicionada y sin nombre.
Esa Seidad Abstracta, el Cero-Aster primitivo de los
Parsis, la Nada saturada de vida, Aquello... Aquello... Aquello.
Dios en sí mismo, es decir, el EJÉRCITO DE LA VOZ, el
Verbo, la Gran Palabra, muere, cuando llega el Gran Pralaya, la Noche Cósmica,
y renace terriblemente divino en la aurora del MAHANVANTARA Divino.
El CERO ABSOLUTO RADICAL en Aritmética Trascendente,
el Espacio Abstracto en Geometría, la Incognoscible Seidad (no se confunda con
Deidad que es diferente) no nace, ni muere, ni se reencarna.
De ese Todo Incognoscible o Cero Radical, emana al
comenzar cualquier Universo Sideral, la Mónada Pitagórica, el Padre-Madre
Gnóstico, el Purusha-Prakriti Indú, el Osiris-Isis Egipcio, el Protocosmos Dual
o Adam-Kadmon Kabalista, el Teos-Chaos, de la Teogonía de Hesíodo, el Ur-Anas o
Fuego y Agua Caldeo, el Iod-Heve Semita, el Perú-Ama Parsi, el Uno-Único, el
Aunadad-Ad Budhista, el Ruach Elohim o Divino Espíritu del Señor flotando sobre
las Aguas Genésicas del primer instante.
En la NOCHE PROFUNDA sólo Tinieblas llenaban el Todo
sin límites; pues, Padre, Madre e Hijo eran una vez más Uno, y el Hijo no había
aún despertado para la Rueda y su peregrinación en ella.
Escrito está y con caracteres de fuego inconfundible
en el Libro de la Gran Vida que al final del Mahanvantara, Osiris (el Padre),
Isis (la Madre), y Horus (el Espíritu Divino), se integran, mezclan y fusionan
como 3 Fuegos para formar una sola Llama.
Busquemos a OSIRIS, ISIS Y HORUS dentro de nosotros
mismos en las ignotas profundidades de nuestro propio Ser.
Es obvio que Osiris, Isis y Horus constituyen en sí
mismos la Mónada, la Duada y la Tríada de nuestro Ser Interno.
¿Habéis oído hablar de Brahama? El es en sí mismo
Padre-Madre-Hijo.
En cada nueva Aurora Cósmica, el Universo resucita
como el Ave Fénix de entre sus propias cenizas.
En el amanecer de cada Mahanvantara, la Mónada se
desdobla nuevamente en la Duada y en la Tríada.
Al rayar el alba del nuevo Día Cósmico después de la
Noche Profunda, el Hijo, la Tríada, Horus (el Espíritu Divino de cada cual),
emana de sí mismo su Esencia, sus Principios Místicos, la Rueda del Samsara,
con el sano propósito de adquirir Alma-Diamante.
¡Ah! ¡cuán grande es la dicha de Horus al adquirir
Alma-Diamante! entonces se absorbe en su Divina Madre y ésta, fusionándose con
el Padre, forman una sola Llama diamantina, un Dios de esplendente belleza
interior.
El Espacio está lleno de Universos, mientras algunos
sistemas de mundos salen de la Noche Profunda, otros llegan a su ocaso, aquí
cunas, más allá sepulcros.
Al inicio de la Aurora del MAHANVANTARA la
Heterogeneidad se desenvuelve de la Homogeneidad, renace el Ejército de la Voz
(Dios), para volver nuevamente a Crear.
Cuando se anunció la Aurora del Día Cósmico, el
Universo se estremeció de terror. En la Conciencia de los Dioses y de los
Hombres surgió un extraño y aterrador crepúsculo y la Luz Increada comenzó a
alejarse de la Conciencia de ellos.
Entonces los Dioses y los hombres lloraron como niños
ante LA AURORA DEL GRAN DÍA CÓSMICO. El Logos Causal del primer instante
recordó a los Dioses y a los hombres sus deudas kármicas y comenzó el
peregrinar del hombre de un mundo a otro, hasta la Tierra, donde actualmente
vive sujeto a la "Rueda de Nacimiento y Muerte", hasta que aprenda a
vivir gobernado por la Ley del Amor.
El Universo surgió de las entrañas del Absoluto y la
Luz Increada se hundió en un nostálgico poniente. Así descendieron los Dioses y
los hombres entre las sombras del Universo.
El Sacrificio quedó consumado y la Kábala lo registra
en su Arcano Mayor No. 12. Si sumamos el número 12 entre sí nos da 3. Uno es el
Principio Masculino, el Fuego. Dos el Principio Femenino, el Agua, el Semen.
Tres el Universo, el Hijo.